Un tema que la Inteligencia Artificial ha discutido hasta el cansancio (y más) es el de la teoría de la mente. Esto tiene una historia interesante, principalmente en la etología y en la psicología.

Los patos y las escobas: impronta en etología

Konrad Lorenz tuvo un pastor alemán que lo acompañaba por todas partes. La historia que dicen es (palabras más, palabras menos) que este perro tuvo la situación desafortunada de estar presente en el nacimiento de unos paticos. Los patos tienen un proceso biológico que implica que perseguirán durante mucho tiempo a la primera cosa móvil que vean al nacer (literalmente, la primera cosa). El mensaje instintivo (o la ventaja evolutiva) era que perseguirían a su madre quien les cuidaría durante sus primeros meses de vida. El problema fue que vieron a un perro que, a pesar de ser muy amable, no les iba a cuidar en absoluto ni iba a aguantarse a los paticos persiguiéndole por todas partes.

Eso fue un hallazgo interesante. Fue más interesante aún cuando Lorenz hizo un ensayo con una escoba en movimiento y, como lo anticipó, los paticos generaron su impronta con la escoba. Esto generó problemas obvios en su desarrollo y en el cuidado que esperaban de su «cuidadora» inerte.

Esto puede servir en gran parte para comprender la relevancia de la teoría de la mente, la impronta y las implicaciones para la inteligencia artificial. La idea se describe abajo. 

Los niños: teoría de la mente en la psicología

Más allá de la ventaja evolutiva de la impronta hay una acción similar pero de mucha mayor complejidad cognitiva y con muchas más implicaciones en el desarrollo de una persona desde su nacimiento: asumir que alguien (o algo) tenga una mente. La explicación puede ser muy larga pero lo importante para esto es dejar enunciado que la teoría de la mente no se refiere a una teoría científica sino más bien a la «teoría» que tiene alguien de que otra cosa tiene una mente.

Las aspiradoras: teoría de la mente en la inteligencia artificial

La relevancia de la impronta y la teoría de la mente para la inteligencia artificial se hace relevante cuando una persona está frente a una cosa que se mueve: por la razón que sea, un porcentaje significativo de la gente atribuye personalidad a los automóviles (31% según una encuesta del Pew Research Center en 2006), y un porcentaje aún más alto asume que una aspiradora es «alguien» y le dan un nombre (más del 60%) – lamentablemente, la persona que encontró esto no hizo una consulta similar sobre la opinión de las personas con las aspiradoras no robóticas para comparar.

La relevancia de hablar de esto es que, aunque los seres humanos asumen tienen un desarrollo cognitivo increible, al parecer tienen la misma simplicidad que los paticos al atribuirle a una cosa «agencia», o pensamiento, o que tiene un propósito de hacer algo.

Si un hombre atribuye personalidad a un automóvil, es de esperarse que pueda atribuirle mucho más que personalidad a un robot con funciones y movimientos más complejos que los de un carro (adelante y atrás, y giros sencillos). Esto es particularmente relevante para comprender la obsesión por atribuir conciencia a la inteligencia artificial y dedicar libros enteros a tratar de resolver esta pregunta y definir si son monistas o dualistas y volver a tener las discusiones filosóficas de hace milenios sobre si el ser humano tiene mente y cuerpo o solamente cuerpo, pero con la pregunta más compleja sobre si los artefactos hechos por el ser humano tienen algo que se asemeje a la gente. 

Esto plantea algunas preguntas:

  • ¿cuál es el umbral a partir del cual se debe atribuir agencia, o conciencia, a una cosa?
  • ¿Qué implicaciones tiene esto para preguntas morales de la inteligencia artificial en robots, carros autónomos y aspiradoras?
  • ¿Cómo se puede usar la atribución de agencia para mejorar las valoraciones morales de los robots?
  • ¿Esto sirve de algo? O son los computadores simplemente unas escobas a las que atribuimos más personalidad, agencia y conciencia de la que realmente tienen? De pronto estamos en el mismo sueño del Aprendiz del Mago.

Qué leer

Para esto vale la pena leer más a Piaget, Vygotsky, Foucault, Dennett, y sobre autismo y desarrollo cognitivo. Las referencias específicas y la discusión más detallada vendrá en la versión más detallada de este post.

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